SIEMPRE
DIOSA
Hoy, ayer o
antier
ni siento
sus manos
ni su
aliento cercano
o sus labios
en mí.
Solo bordeo
su nombre,
amordazo mi
alma
y asilo mi cobardía...
refugio, el muerdo ilusorio.
Retozo entre
los pechos
centauro
claudicado,
la arena
nuestro lecho
su hermosura
mi libido.
El galope de
sus caderas
perdición,
al continuo
indagar de sus dedos
claudicaba.
Espectaculares
réplicas en mí
refulgían
como llamaradas...
la entrepierna agonizaba...
Safo
ovacionará nuestro encuentro.
ESTRELLA de ANGELES BAMORE
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