lunes, 22 de junio de 2020

¡ AY! ...

















¡ AY! ...   
 

Cada tanto,
transitas por mi mente de puntillas
como retahila de palabras ordenadas
Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita.


Se que me rondas calladamente
eclipsando el brillo de la Luna llena
amordazando los sonidos del aire.


Desde entonces,
confundiste mi alma cual aguacero estival
súbito, fortuito hasta la cúspide del caos
cogida de la mano del secreto más sigiloso.ñ


Se que me rondas calladamente
paralizando cualquier respuesta
aún me queda aliento para un deseo.


Empezar de cero,
sabedora ya del enigma de tus reglas 
confabulada con las leyes universales
remataría con paso corto una lidia victoriosa.


Se que me rondas calladamente
protegiendo tu ser como el rompeolas
rozando el miedo tus alas en pleno vuelo.


Ay,  empezar de cero!

                                                   ESTRELLA de ANGELES BAMORE


viernes, 5 de junio de 2020

Se cumplen 122 años de su nacimiento.... Federico García Lorca


             ÚLTIMOS QUEJÍOS ...

¡Cuánto lamento en ese grito de lamento!...
el cielo lloró y desplegó sus quejíos más fúnebres
entre Víznar y Alfacar se acabó con la reyerta

Frialdad en ese dieciocho de agosto
la muerte se ahogó en esa jornada
y las notas de la guitarra durmieron

El cielo lloró sus quejíos más fúnebres
el filo de los puñales lo sustituyó la pólvora
¡Cuánto horror en ese error…!

Dieciocho de agosto…


                ESTRELLA  de ANGELES BAMORE







    ¡ MALDITA MADRUGÁ !

 

Poeta nacido entre fandangos y bulerías

las Soleares se mezclan con El jaleo

sábanas blancas y caricias tempranas

por zaguanes con aroma a mirto y azahar

de bordados y novelerías a media tarde.

                                                                          

Poeta de un tiempo retrógrado

tras una puerta oculta el misterio

y por otra, se desmonta el deseo

Plomizos días amordazan su secreto

Fuente Vaqueros te arrojó a la vida

y en Víznar, se desvela tu muerte

¡Ay poeta tu cuerpo yació en una cuneta…!

 

   ESTRELLA de ANGELES BAMORE


miércoles, 3 de junio de 2020















               VOLVÍ  A  GRANADA
                            - I -

Cuando regresé, fue como si hubiera inventado la respiración… Inhalé tan fuerte que brotaron lágrimas de mis ojos. Llegué para quedarme. Instalada en aquel piso céntrico y situado en esa vía prestigiosa, emprendía una nueva etapa en mi vida.  Confieso que no sabía por donde iniciar el desnudo del patrimonio con la idea de poder desgustarlo sosegadamente, con serenidad y placer. No me atribulé, y tracé una ruta para hacer más llevaderas las jornadas venideras.
El primer itinerario, Plaza Nueva. Como la recordara, cargado de gente, sitiada por la vida de muchas nacionalidades. En el recorrido me dirigí hacia la Iglesia Santa Ana, quedando embelesada con su portada renancestista y sus columnas corintias, erigida sobre el solar de una antigua mezquita. Reposé despreocupadamente sobre sus faldas… hermosura del mudéjar granadino.
Siguiente salida Puerta Real, con una magnánima Fuente de las Batallas.  Paseando con aires placenteros y deleitables, atravesé el bullicio de la gente que por rodales se hacía insoportable. Realizando un pequeño esfuerzo coroné la Carrera de la Virgen de las Angustias. Me detuve en la Basílica, situada sobre otra antigua Ermita, Sta. Ursula/Susana. Su fachada queda exenta de gracia y viveza, ajena al esplendor, excentuando su fantástica Piedad. La portada se presenta con un gran arco de medio punto sostenido por dos pares de columnas corintias.  El interior me dejó una vez más y desde mucho tiempo atrás, atónita por la fiel decoración de estilo Barroco.  
El tercero. Hoy hice el recorrido de la Plaza de Bibrrambla y la Catedral. Cuántas reminiscencias de mis años jóvenes. Varios suspiros me secuestraron el alma ante semejante encuentro. La temperatura primaveral convocaba a mis pensamientos secretos, floreciendo recuerdos a golpe de vista. Ay, mi Granada!!
Luego transité por Gran Vía de Colón hacia la Capilla Real y nuevamente a la Catedral  de Granada o también de la Encarnación. Iglesia magna, católica romana de la Ciudad -ambos monumentos se ubican colindantes. La robusta puerta de entrada, gótica de color negro labrada, era el primer indicativo de la majestuosidad del  enclave. Permanecía abierta, muestra del tránsito prematuro pese al horario intempestivo escogido. El empedrado del recorrido y los pocos escalones que lo conforman, se encontraban aún más desgastados que entonces. Paulatinamente, con forme iniciaba mi andadura sin desearlo, se me iba formando un nudo en la garganta. La pulcritud del recinto y las cuestionadas gitanas con claveles y su propósito de leerte la buenaventura en la mano, indicaban estar en casa… De lejos, el sonido de una guitarra folkórica embrujaba el aire.  
A pocos metros  de la Capilla Real, súbitamente se me aproximaron dos chicas. Con claridad acerté a comprobar que no eran españolas. En un castellano bastante aceptable, una de ellas que sujetaba un plano de la ciudad entre sus manos, me preguntó si aquello era la Capilla Real - señalando la construcción. Le respondí afirmativamente. Quisieron alguna información adicional más, y si realmente los Reyes descansaban allí. Yo les hice una reseña escueta… “Los cuerpos de los Reyes Católicos en realidad allí no descansan. Los sepulcros son meros monumentos conmemorativos. Los restos mortales se encuentran enterrados en la cripta que está justamente debajo de ésta. En los laterales junto a ellos figuran sus herederos, Juana y Felipe y el nieto de los soberanos….”   Visiblemente agradecidas continuaron su itinerario.


Cuarto día. Mis pies me condujeron hacia el Barrio del Albayzín,  junto al Río Darro.  Éste lo conforman callejones empedrados, de notoria pendiente y encalados en blanco. Al paso veía la ropa colgada por ventanas y pequeños balconcitos en cuerdas sujetas por carruchas, algunas sillas de enea a orillas de las puertas…  Quise adentrarme entre sus costosas calles y saborear la Granada mora. Y por esos vericuetos desemboqué al Paseo de los Tristes. Ápenas si se distinguían modificaciones. Encantador el semblante de los granaínos… yo aparentaba ser una turista más. Decidí descansar, sin prisa, un rato con la inestimable compañía de la soledad, y no avanzar más y recorrer el Albayzín por sentirme enredada en los pies de la majestuosa Alhambra.
 El sol tenue, se filtraba con elegancia por los árboles, inventando una asombrosa  mañana. Ni siquiera me planteé renunciar a ese estado. Quedaría pendiente el circular por otros lugares igual de increíbles muy cercanos de allí como la Casa de los Chapiz, en la Cuesta del mismo nombre, antes de adentrarme al núcleo propio del Albayzín.
Y así ocurrió en el quinto día. Desde muy temprano lo planifiqué todo para conquistar el hechizo que se instalaba en aquellas dos Casas moriscas, fusión de las civilizaciones de cristianos y musulmanes. Tanto en su arquitectura como la decoración, se vinculaban recapitulaciones de ambas culturas, fusionadas por un inimaginable arco de escayola. Robustas columnas se encargaban de sujetar las célebres plantas de los edificios. Los patios conservaban el misterio de épocas pasadas y el estanque simplemente concluyó robándome toda fascinación. Quedaba patente que La Casa de los Chapiz formaba parte del Palacio islámico Dar al-Bayda.
 Actualmente en nuestros días, se ubica la escuela de Estudios Árabes, que por un lado experimentan con Textos andalusíes y por otro, arqueología y arquitectura islámicas. Incontables enigmas estaban envueltos en unas vistas cuanto menos idílicas,  no dejando indiferente a ningún visitante.
De aquí me trasladé hasta el Mirador de San Nicolás. Durante casi todo el camino el acerado estaba compuesto por piedrecitas difíciles de transitar. Llegué con lentitud. Mi paso indicaba claramente el juego del camino, aunque no significó nada cuando contemplé la grandeza de la Alhambra, custodiada por Sierra Nevada en toda su grandeza. Aquélla bellísima panorámica de Granada me sobrecogió aunque a simple vista no se percibieran cambios sustanciales. La solería de la plaza estaba compuesta por guijarros de variado tamaño, la Cruz de piedra erigía en el centro, el reborde de bloque macizo simulando el gran balcón-mirador, donde al frente, está situada la colina de La Sabika con la Alhambra amurallada. “Ese balcón”, proseguía relatando la historia con perpétuas letras talladas donde, proyectándo la mirada, averigüas el destino que  la leyenda firma:  Generalife, Torre del Partal, El peinador de la Reina, Torre de Comares, Palacio de Carlos V… Como ya se caía la tarde, el ocaso me invitó a descubrir sus tonalidades que sobre ese día se posaban en el monumento y periferia.  Ay mi Granada!.
 Sosegadamente ocupé asiento,  y con placidez puede recrearme en ese trocito de mundo estimado y admirado e incluso enaltecido por el Presidente norteamericano Bill Clinton, donde expresara que desde allí se observaba  “ El más bonito atardecer del mundo” - cuánta razón llevaba. Y es debido a que las puestas de sol trasmiten los significados más conmovedores.