miércoles, 6 de agosto de 2025

 


           Nunca imaginaría que ella constituyera otro número más de esa lista interminable de casos horrendos. Su historia empezó en un bar de copas. Sobre sus jóvenes espaldas recaía el peso de la responsabilidad. De cualquier modo, su tierra siempre quedaría lejos. Se dejó cautivar por él. Obsequios tiernas palabras, acercamientos respetuosos. Su deseo era ir contra natura, pero.... por qué?

            Convencida ya, juntos marcharon al paraíso, aunque pronto se convertiría en un infierno. Habitaron una casita a veinte kilómetros de la ciudad, un lugar apartado y poco transitado. A la mente de Tony le frecuentaban oscuros pensamientos. Elsa consiguió borrar casi toda huella de amarguras vividas. Fruto de esa convivencia nació el pequeño Álex, tristemente marcado antes de nacer.

            Tony trabajaba en un insólito negocio referente a mafias y el transporte de prostitutas. Las ráfagas de su fantasiosa mente, mezclaban celos, desconfianzas y dudas que comenzaban a ser viajeros inseparables entre ambos. El acoso sin medida se convirtió en rutina amarga…y dormían en cuartos separados porque su relación ya estaba más que distante.

            De vuelta a casa después de realizar la jornada, revista. Olfateaba sus ropas, registraba el interior de los armarios, debajo de las camas…En lugar de besar su mejilla husmeaba alguna rojez en su cara y cuello despóticamente. Ya no existían caricias atemperadas ni miradas cómplices. ¿Qué le rondaba en la cabeza a ese segundo y supuesto perfecto compañero?... Enloquecido y encolerizado por querer hallar y no encontrar ápice alguno que justificara ese comportamiento, postponía la búsqueda. Después, procedería el interrogatorio inquisidor. Unas jornadas se solapaban con otras. Alex expectante constituiría una víctima más del atropello de du padre. Cada amanecer tejería una personalidad más frágil y débil. Tony sospechaba algo. Sabía que Elsa no actuaba sola, pero carecía de pruebas. Indagaba la existencia de esa persona sin éxito.

            Una mañana Tony apareció en casa acompañado. Las bravuconerías y desprecios de rigor se hicieron presentes. De repente, Elsa se encuentra la garganta asida por su mano. Progresivamente apreciaba como la presión y fuerza subían de tono. Empujones y algún golpe más no dejaba lugar a la duda.  Ellos abandonan el domicilio. Elsa tose y llora quedando maltrecha en el suelo. No se amedranta y aún tiene fuerzas para continuar con el plan. Aprovechó la salida. Arriesgando la piel, jugando con las horas inciertas de aquel infierno, decidió recibir esa ayuda que minuciosamente había urdido. Su delicado pecho agónico de felicidad volvía a oxigenarse lentamente. El llanto se tornaba agridulce. Desorientada, aturdida, intenta recordar el lugar donde ocultó el número de teléfono que le ayudaría a romper el yugo y comenzar con su ansiada libertad….

            Hoy vive feliz, tal y como sonó en algún lugar de esta nación. La persona que colaboró en todo el entramado desde hacía meses era yo…

 

 

                                               ESTRELLA  DE  ÁNGELES  BAMORE

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